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Vitamina D

Asi es como funciona

La vit­amina D es parte del grupo de vit­ami­nas lipo­so­lu­bles, los cal­ci­fe­ro­les. Las formas más importan­tes incluyen la vit­amina D2 (ergo­cal­ci­fe­rol) y la vit­amina D3 (cole­cal­ci­fe­rol).

La fun­ción más cono­cida de la vit­amina D es su impli­ca­ción en el meta­bo­lismo óseo. Entre otras cosas, la vit­amina D favor­ece la abs­or­ción de cal­cio y fos­fato del intestino y su incor­pora­ción a los hue­sos. Por tanto, juega un papel clave en la mine­ra­li­za­ción ósea.

Ade­más, la vit­amina D inter­viene en otros pro­ce­sos meta­bó­li­cos, en la for­mación de pro­teí­nas y en el con­trol de una gran can­ti­dad de genes. En los últi­mos años, esto ha lle­gado a supo­ner que exis­ten con­e­xio­nes entre el sum­i­nis­tro de vit­amina D y las enfer­me­da­des cró­ni­cas y que al mismo tiempo pod­rían des­cu­brirse nue­vas opcio­nes de pre­ven­ción. En el caso de la hip­er­ten­sión arte­rial, la dia­be­tes mel­li­tus tipo 2, así como las enfer­me­da­des car­dio­vas­cu­la­res y el cán­cer, se han encon­trado aso­cia­cio­nes en estu­dios obser­va­cio­na­les, pero hasta el momento no hay prue­bas de una rela­ción causal.

Para eso está hecho

Hay dos opcio­nes para el sum­i­nis­tro  de vit­amina D:

  • Intrín­seca: El cuerpo humano pro­duce en la piel la mayor parte de la vit­amina D que nece­sita el ser humano con la ayuda del com­po­nente ultra­vio­leta (UV) de la radia­ción solar. Esta radia­ción UV no es per­cep­ti­ble ni visi­ble. La pro­vit­amina D3 sólo se forma medi­ante la radia­ción UVB.
    Se apli­can dos reglas simp­les:
    1. Si tu som­bra es más larga que tú, el sol ya no está en el mismo ángulo para que tu piel pueda pro­du­cir vit­amina D
    2. Si usas pro­tec­tor solar con blo­que­a­do­res UVB, tu piel no puede pro­du­cir vit­amina D
     
  • Ext­rín­seca: La vit­amina D se puede ingerir en cierta medida a tra­vés de la ali­ment­a­ción nor­mal para cubrir aún más las nece­si­d­a­des. Las mejo­res fuen­tes de vit­amina D son los pes­ca­dos de mar como el are­n­que, el sal­món, el atún y las sar­di­nas; así como el aceite de hígado de bacalao, la yema de huevo o el hígado de res y el aguacate.
    Pero: Por ejem­plo, para cubrir las nece­si­d­a­des dia­rias de vit­amina D a tra­vés de los ali­mentos, fuera nece­sa­rio con­su­mir +/-1 kg de sal­món de pisci­fac­to­ría al día. El sal­món ya tiene un con­tenido “alto” de vit­amina D.

Planificación y compra

Te ofre­ce­mos pre­pa­ra­dos de vit­amina D en varios dise­ños y com­po­si­cio­nes. Lo mejor es cont­ac­tar con noso­tros para que poda­mos ase­sor­arte. Tiene sent­ido no con­siderar la vit­amina D de forma ais­lada. La vit­amina D es un com­po­nente muy importante en nues­tro con­cepto holí­stico, pero tam­poco es el único.
Te bene­fi­cias de nues­tros ser­vicios de pla­ni­fi­ca­ción y docu­ment­a­ción, para que no ten­gas que preo­cu­p­arte por nada.
Como todos nues­tros suple­mentos, los pro­duc­tos pro­ce­den de empre­sas sel­eccio­na­das ges­tio­na­das por sus pro­pie­ta­rios cuya cali­dad garan­tiz­a­mos.

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Apoyando el metabolismo óseo

Un nivel óptimo de vit­amina D signi­fica una mine­ra­li­za­ción ósea óptima. Ade­más del cal­cio y otras hor­mo­nas, la vit­amina D regula la for­mación y degrad­a­ción de los hue­sos.
Ade­más, la vit­amina D des­em­peña un papel importante en la abs­or­ción de cal­cio y fos­fato en el intestino. Sólo con sufi­ci­ente vit­amina D los nut­ri­en­tes pue­den absor­berse fácilm­ente de los ali­mentos y trans­port­arse al tor­rente san­guí­neo. La vit­amina D (indi­rec­ta­mente) con­trola los niv­eles de cal­cio y fos­fato en la sangre.
El con­tenido de cal­cio en la sangre es importante para el des­ar­rollo óseo. La vit­amina D puede pro­te­ger los hue­sos (¡y los dien­tes!) de las frac­tu­ras y per­mi­tir una rege­nera­ción salu­da­ble.
Una defi­ci­en­cia de vit­amina D puede pro­vo­car fre­cuen­tes frac­tu­ras óseas o incluso osteo­po­ro­sis. Esto es espe­cial­mente pro­ble­má­tico en la vejez, ya que a las per­so­nas mayo­res les resulta más difí­cil pro­du­cir vit­amina D y, por tanto, sue­len sufrir osteo­po­ro­sis.
Enton­ces, no importa qué tan bien comas con cal­cio y hagas ejer­ci­cio, el cal­cio de tu sangre no se incor­por­ará a tus hue­sos sin vit­amina D.

Influencia positiva en la psique

¿Quién no conoce ese mal humor o la depre­sión inver­nal en la estación oscura? Esto tiene una expli­ca­ción sen­cilla y tiene que ver con la falta de vit­amina D.
Una can­ti­dad insu­fi­ci­ente de vit­amina D en el cuerpo puede tener un impacto nega­tivo en la psi­que e incluso pro­vo­car depre­sión.
La depre­sión inver­nal es muy común por­que las reser­vas de vit­amina D están vacías. En ver­ano, el cuerpo nor­mal­mente puede pro­du­cir y alma­ce­nar mucha vit­amina D a tra­vés de la piel medi­ante la expo­si­ción al sol. Pero a medida que avanza el invierno, el alma­cen­a­mi­ento se agota cada vez más, lo que puede pro­vo­car mal humor.
Mucho sol hace mara­vil­las con el mal humor (e incluso con la depresión).

Fortalecimiento del sistema inmunológico

Muchas fun­cio­nes cen­tra­les del sis­tema inmu­noló­gico depen­den de la vit­amina D o incluso están con­tro­la­das por ella. Por un lado, se favor­ece la pro­duc­ción de deter­mi­na­das células inmu­ni­ta­rias y de anti­cuer­pos, pero tam­bién se frenan las reac­cio­nes inmu­ni­ta­rias infla­ma­to­rias.
La vit­amina D favor­ece una respuesta inmu­ni­ta­ria posi­tiva y salu­da­ble y al mismo tiempo evita que las reac­cio­nes de defensa se vuel­van con­tra las pro­pias células del cuerpo.
Por tanto, la vit­amina D es efi­caz en el tra­ta­mi­ento de infeccio­nes bac­te­ria­nas y vira­les, pero tam­bién como pre­ven­ción de enfer­me­da­des auto­in­mu­nes.
Para for­tale­cer su sis­tema inmu­noló­gico, ase­gú­rese de obte­ner no solo sufi­ci­ente vit­amina C, sino tam­bién vit­amina D.

Influencia en el sistema hormonal

En la glán­dula supra­r­renal se pro­duce una deter­mi­nada enzima que regula neu­ro­trans­miso­res como la dopa­mina, la adre­na­lina o la nor­ad­re­na­lina. Estas hor­mo­nas influyen en tu vita­li­dad, tu estado de ánimo y tam­bién en tu gestión del estrés. Con un nivel nor­mal de vit­amina D, la enzima se pro­duce per­fec­ta­mente y todo está bien. Sin embargo, si hay una defi­ci­en­cia, la glán­dula supra­r­renal secreta más can­ti­dad de esta enzima, lo que puede pro­vo­car can­sancio o agotamiento.

Control de genes

La vit­amina D actúa a tra­vés de los llama­dos recep­to­res de vit­amina D. Estos se encuen­tran en (casi todas) las células del cuerpo y con­tro­lan cómo se lee el ADN de estas células. La vit­amina D puede con­tro­lar, acti­var y desac­ti­var una amplia varie­dad de meca­nis­mos a tra­vés de los recep­to­res, como la sín­te­sis de num­e­ro­sas pro­teí­nas, enzi­mas y sus­tancias men­sa­je­ras, y mucho más.
La vit­amina D con­trola más de 2000 genes e influye en muchas células del cuerpo y, por tanto, en todo nues­tro cuerpo.

Fortalecimiento de los músculos

La vit­amina D tam­bién es importante para tus mús­cu­los. Afecta tu ren­di­mi­ento y tus mús­cu­los a nivel celu­lar. Tam­bién se dice que la vit­amina D tiene un efecto posi­tivo en las mito­con­drias, las plan­tas de ener­gía de las células.
Si deseas alcan­zar el máximo ren­di­mi­ento, un nivel alto de vit­amina D puede ayudarte.

Fortalecimiento del sistema cardiovascular

El sis­tema car­dio­vas­cu­lar se bene­fi­cia de varias mane­ras de los niv­eles altos de vit­amina D.
Por un lado, la vit­amina del sol puede pro­te­ger los vasos san­guí­neos y el cora­zón for­mando “células espu­mo­sas” que difi­cul­tan la for­mación de depó­si­tos. Esto a su vez ayuda a pre­ve­nir enfer­me­da­des car­dio­vas­cu­la­res como acci­den­tes cere­bro­vas­cu­la­res o ata­ques car­dí­a­cos a largo plazo. Tam­bién ayuda a regu­lar la pre­sión arte­rial y tam­bién las con­trac­cio­nes del cora­zón.
Un nivel alto de vit­amina D puede pro­te­gerlo pre­ven­ti­va­mente con­tra enfer­me­da­des car­día­cas y circulatorias.

Influencia sobre los nervios y el cerebro

La influen­cia de la vit­amina D en el cere­bro ha sido inten­sa­mente inves­ti­gada y ha dado resul­ta­dos sor­pren­den­tes. La vit­amina D tiene una influen­cia fuerte y directa en nues­tro cere­bro y nuestras células ner­vio­sas. Influye en la for­mación de nue­vas células ner­vio­sas, la for­mación y man­ten­imi­ento de con­e­xio­nes neu­ro­na­les, la pro­tección de las células ner­vio­sas y mucho más.
La vit­amina D tam­bién es esen­cial en el des­ar­rollo del cere­bro de los embrio­nes.
En la vejez, un nivel bajo de vit­amina D a menudo se aso­cia con capa­ci­d­a­des cogni­tivas débi­les (memo­ria, con­cen­tra­ción, recuerdo).
Un cere­bro fuerte nece­sita sufi­ci­ente vit­amina D para una buena con­cen­tra­ción y memoria.

División celular y ciclo celular

La vit­amina D tiene un gran impacto a nivel celu­lar. Esto signi­fica que inter­viene en la divi­sión celu­lar, el des­ar­rollo celu­lar, la nueva for­mación y tam­bién en la pro­gra­mación de la muerte celu­lar.
En el caso de un tumor (cán­cer), la vit­amina D tiene un efecto inhi­bi­dor sobre el cre­ci­mi­ento del tumor.
Se dice que un nivel pre­ven­tivo alto de vit­amina D (por encima de 32 ng/ml) reduce el riesgo de cán­cer de mama o de colon en un 50%.
La fun­ción de la vit­amina D en la divi­sión celu­lar tam­bién es importante en otras células de teji­dos que se renue­van rápi­da­mente, como la piel y el cabello.

Ayuda con problemas de sueño

La vit­amina D tam­bién juega un papel en el des­ar­rollo y agra­va­mi­ento de la fatiga cró­nica o los pro­ble­mas de sueño. Si tienes una defi­ci­en­cia de vit­amina D, la glán­dula supra­r­renal secreta más hor­mo­nas como la adre­na­lina, lo que puede pro­vo­car ago­ta­mi­ento y fatiga cró­nica.
Por lo tanto, si usted sufre de falta de sueño, debe con­tro­lar sus niv­eles de vit­amina D.

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